Las despedidas suelen traer consigo grandes abrazos con deseos de que nunca acaben, de que se congele el tiempo, de grabarlos en la memoria y que algún día, uno vuelva a encontrarse con esa persona.
"Poco a poco ese abrazo se iba separando quedando en un simple entrelazo de brazos y no de almas, poco a poco se movían hasta ser solo dos manos entrelazadas y de ahí se separaron volviéndose un simple roce de los dedos, poco a poco.
Él se fue, se separo de ese abrazo, el entrelazo de dos almas gemelas; se dio media vuelta mientras caminaba debajo de la lluvia, alejándose, desapareciendo entre la distancia y esa lluvia que le ayudaba a disimular aquellas lagrimas que ella nunca vería, de las que nunca sabría su existencia.
Ella se quedo sola, en silencio y con un gran vacío emocional, se resguardaba de la lluvia pero esta parecía crecer en su interior y escaparsele por los ojos.
Ninguno de los dos supo que mas paso con el otro después del ultimo roce de sus dedos, la ultima caricia de sus almas."
Las despedidas casi nunca son deseadas, pero sabes que si vuelve a suceder es porque volviste a ver a aquella persona y el hecho de tener que retirarte culmino de nuevo en eso.
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